Una vez más
Se ve la virgen iluminada. En el cerro de siempre, de todos los días.
Aprieto los barrotes. Y las manos me duelen.
Estiro los brazos para palpar la libertad.
Y mis dedos sólo recogen el aire fresco de la tarde.
Lo impregno en mi cara para no sentirme ajena al resto del mundo.
Pero es sólo una ilusión. Hay plazos que se deben cumplir.
Aprieto los barrotes. Y las manos me duelen.
Estiro los brazos para palpar la libertad.
Y mis dedos sólo recogen el aire fresco de la tarde.
Lo impregno en mi cara para no sentirme ajena al resto del mundo.
Pero es sólo una ilusión. Hay plazos que se deben cumplir.